Breves comentarios sobre las cartas de Luis C. Restrepo y Álvaro Uribe sobre la paz

Bogotá, Enero 5 de 2015

Señor
Presidente y Senador
Álvaro Uribe Vélez

Doctores
Oscar Iván Zuluaga
Carlos Holmes Trujillo
Francisco Santos

Senadores y Representantes del Centro Democrático

Respetuoso saludo:

En carta de fecha 20 de diciembre de 2014 Luis Carlos Restrepo sugiere ¨asumir frente al proceso de paz con las Farc, y el que se anuncia con el ELN, una posición activa que vaya más allá de la simple critica¨. Y para ello propone ¨participar desde el espacio ciudadano en el monitoreo y verificación de lo prometido, denunciando incumplimientos y proponiendo correctivos cuando sea necesario¨. Con similar preocupación se manifestó el Dr. Carlos Holmes Trujillo.

En carta de respuesta del 29 de diciembre de 2014, el Presidente Uribe, además de ratificar la posición que sobre las negociaciones de La Habana, con claridad y contundencia, ha sostenido ante el país el Centro Democrático, se reiteran preocupaciones, denuncias y se plantea un dilema sobre el carácter, naturaleza y alcance de una transición ¨que le permita a las Farc, con cualquier velo, instalar su Gobierno en 2018¨.

El carácter estructural de este dilema que en su esencia significaría una amenaza profundamente antidemocrática para Colombia lo anticipó en su carta Luis Carlos Restrepo cuando señaló que ¨El proceso con este grupo armado ilegal ha tomado una dinámica que puede desembocar en cambios profundos en la estructura política de Colombia¨.

Conociendo la trayectoria confusa y ambivalente en el actuar de Juan Manuel Santos a lo largo de su vida política de salón no sería extraño que, efectivamente, fuera el trampolín para el despiporre del país dejándolo caer en manos de la corriente populista y seudo-izquierdista que recorre a América latina y que tiene su mejor ejemplo en la grave crisis que hoy sacude al pueblo Venezolano.

La ¨posición activa¨ que reclama Luis C. Restrepo es acogida por el Presidente Uribe cuando propone crear ¨Un Órgano Legislativo Transitorio, de elección popular¨ como ¨mecanismo para la discusión, aprobación, rechazo o modificación de los acuerdos de La Habana¨.

Pero, dadas las circunstancias, es necesario trabajar en algunas iniciativas complementarias. El Dr. Restrepo propone ¨conformar un equipo permanente para intervenir en el tema de la paz¨.

Seguramente es la hora de impulsar y crear dicho equipo (¿una Asamblea Ciudadana por la Paz?), totalmente independiente del gobierno y de profunda raigambre ciudadana, que no solamente haga seguimiento a las negociaciones de La Habana sino que se dote de su propia agenda; con ramificaciones territoriales en todas las regiones del país, que haga las respectivas denuncias ante la comunidad internacional, que prepare y organice las necesarias movilizaciones populares que amplíen la conciencia sobre la amenaza antidemocrática que se cierne sobre Colombia.

Dentro de dichas negociaciones es inminente el abordaje de los temas, quizás, más cruciales: 1) las víctimas, 2) los delitos conexos, 3) las armas (entrega o dejación), 4) mecanismos de refrendación e implementación. Y ahí se necesita no solo un seguimiento o monitoreo sino una toma de posición que sustentada en el sentir de una amplia mayoría de Colombianos tenga una incidencia efectiva y concreta en lo que se acuerde en La Habana.

Por mencionar solo un tema, en el caso de las víctimas (de acuerdo con las cifras del Centro de Memoria Histórica, el CERAC, el Observatorio de DDHH y País Libre) será necesario establecer la responsabilidad de las Farc en las cerca de 100 mil muertes violentas, en los más de 15 mil secuestros, 987 masacres, 10.801 minas antipersonales, los 17.762 ataques terroristas todos de autoría de las Farc desde los últimos acuerdos de paz firmados en el año 90 y la adopción de la Constitución del 91 hasta finales del año 2014.

Frente al riesgo de una alianza entre la élite decadente, marrullera, clientelista, corrupta y cínica encabezada por quien dirige el actual gobierno y el sector, igualmente, obsoleto de una izquierda variopinta que arropa en su seno expresiones que van desde la participación política legal hasta las armas terroristas y narcotraficantes de las Farc, no queda otro camino que apelar a la participación directa de los ciudadanos para derrotar cualquier acuerdo que atente contra los intereses democráticos de la mayoría de los colombianos.

La gran tarea que tenemos por delante es trabajar para profundizar y consolidar una democracia incluyente que abra oportunidades, satisfaga el interés de todos los colombianos y derrote las pretensiones del terrorismo para hacerse con el poder mediante el uso de la fuerza.

Respetuosamente,

EVERTH BUSTAMANTE GARCÍA
SENADOR

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