1.- QUE RAZONES TUVO EL PRESIDENTE BELISARIO BETANCUR PARA HACER LA PAZ DURANTE SU GOBIERNO?
Respuesta:
Hay que recordar que Belisario Betancur ha sido el único Presidente de Colombia que reconoció, por lo menos teóricamente, que en el fondo de la historia de la violencia en nuestro país existen unas causas objetivas (pobreza, desigualdad, exclusión, etc) y subjetivas (ideológicas y políticas) que de alguna manera explican la tragedia en que hemos vivido durante estos dos siglos.
Como consecuencia de lo anterior, en su discurso de posesión el 7 de agosto de 1.982, Belisario Betancur hizo un llamado a los movimientos guerrilleros y afirmo: ¨Levanto una blanca bandera de paz para ofrecerla a todos mis compatriotas y tiendo mis manos a los alzados en armas para que se incorporen al ejercicio pleno de sus derechos….¨
Los efectos de este nuevo planteamiento sobre el enfoque de la violencia en relación con los movimientos guerrilleros fueron básicamente dos:
1) El 28 de marzo de 1.984 las FARC firmaron con la Comisión de Paz lo que se llamo el ¨Acuerdo de cese al fuego, tregua y paz¨. Lo relevante de este acuerdo es que por primera y única vez las FARC reconocieron al ejército de Colombia como la única fuerza militar válida representativa de la institucionalidad del Estado.
Las FARC ordenaron un cese al fuego a partir del 28 de mayo de 1.984 y lo mantuvieron durante tres años y crearon la Unión Patriótica como un partido político que alcanzo a elegir concejales, alcaldes, diputados y parlamentarios en más de 300 municipios del país. Lamentablemente no se logro un acuerdo sobre la dejación o entrega de las armas y esto llevo a que se hiciera proselitismo político con armas ocasionando una reacción violenta por parte de las organizaciones paramilitares y algunos sectores de la fuerza pública que condujo al exterminio y la masacre de cientos de dirigentes de la recién creada Unión Patriótica.
2) Con el M – 19 a lo largo de los años 1.983 y 1.984 se adelantaron conversaciones y diálogos muy accidentados dadas las constantes interferencias de acciones y combates militares. Varios integrantes del M – 19 fueron detenidos o muertos, entre ellos el médico Carlos Toledo Plata, uno de los fundadores del movimiento quien fue asesinado el 10 de agosto en Bucaramanga cuando entraba a la clínica de su propiedad. Se adelantaron reuniones directamente con Belisario Betancur en varios países, especialmente en España y México, e incluso a pesar de los riesgos se mantuvo una comisión de negociación del M – 19 radicada, con carácter permanente, en Bogotá.
2.- PORQUE EL M-19 CONSIDERO QUE EL GOBIERNO DE BELISARIO BETANCUR ESTABA TRAICIONANDO EL PROCESO DE PAZ QUE SE ESTABA LLEVANDO A CABO?
Respuesta:
El M-19 creyó en el discurso de Belisario Betancur. Incluso las decisiones iniciales de su gobierno auguraban que ese discurso sería el soporte de las decisiones gubernamentales hacia el futuro. El 19 de noviembre de 1.982 el Presidente sancionó la Ley 35 o de amnistía y puso en libertad a la mayoría de los miembros del M-19 que se encontraban detenidos en diferentes cárceles del país.
Como consecuencia de lo anterior el M-19 le pidió al Presidente que asociara la amnistía a una apertura democrática en lo económico, lo político y lo social y que así el movimiento estaría dispuesto a tomar las banderas azules de Belisario Betancur y recorrer todo el país para apoyar su ideario político.
A pesar de sus buenas intenciones y por distintas razones (que deberían ser estudiadas y analizadas más juiciosamente) el Presidente no pudo avanzar, los diálogos se empantanaron, no contaron con procedimientos, reglas, métodos ni objetivos claros y eso permitió que sectores interesados en confundir a la opinión pública ahogaran el proceso.
El M-19 vio en Belisario Betancur una oportunidad para concretar un gran acuerdo dentro de la estrategia que Jaime Bateman (fundador del M-19) llamaba del ¨Dialogo Nacional¨. El ideario del M-19, que explicaba la propuesta de un dialogo nacional, se fundaba en una visión que consideraba que el sistema político colombiano era excluyente, cerrado, que solo permitía la participación exclusiva del bipartidismo liberal-conservador y a su vez excluía a los demás sectores portadores de expresiones pluralistas y variadas realidades económicas, sociales y políticas existentes en el país. En síntesis, cuestionaba el modelo político prevaleciente por su débil institucionalidad democrática, las prácticas corruptas, los feudos podridos de la política que crearon un sistema de clientelas todavía dominantes en la política colombiana y que están en el origen de profundas desigualdades económicas, sociales y políticas.
El M-19 no era comunista, no compartía la concepción de la dictadura del proletariado, ni de la lucha de clase, ni desconocía la propiedad privada. Por el contrario reconocía la diversidad y el pluralismo propio de nuestra realidad y desarrollo histórico. No buscaba eliminar a ningún sector de la sociedad colombiana y, por el contrario, con el planteamiento del dialogo nacional buscaba integrar en un solido sistema democrático esa diversidad y pluralidad que recogida institucionalmente permitiera la consolidación de una nación donde todos nos reconociéramos y nos sintiéramos identificados como artífices y partícipes de ella.
El M-19 pensó que con el gobierno de Belisario Betancur este sueño se empezaría a trasformar en el principio de una nueva realidad. Sin embargo no fue así, los poderosos círculos que lo acompañaban y rodeaban le decían ¨Cúmplale a las FARC que ya firmaron, pero al M-19: plomo¨.
Así se fueron engendrando los motivos, las razones, los factores y circunstancias que condujeron a la más grave equivocación político-militar del M-19 y una de las mayores tragedias nacionales: la toma del palacio de justicia.
3.- EN TU OPINIÓN CUALES FUERON LAS RAZONES O RAZÓN PRINCIPAL DE LA TOMA DEL PALACIO DE JUSTICIA?
Respuesta:
La decepción frente al gobierno, pero también la visión exageradamente mesiánica y redentorista, para la época, del rol que una organización como el M-19 debía jugar en una sociedad de las características de la colombiana constituyeron el combustible de una decisión política y militar totalmente equivocada.
Mucho se ha dicho sobre la participación del narcotráfico en esta operación, incluso las posiciones más facilistas no dudan en afirmar que la toma del palacio se adelanto simplemente para hacerle un favor a Pablo Escobar y quemar los expedientes que la Corte adelantaba contra el jefe de la mafia. Es probable que a lo largo de su existencia uno, dos o a lo sumo tres integrantes del M-19 tuvieran algún vínculo con Escobar e incluso que en alguna ocasión hayan recibido dinero pero ese hecho, si existió, no pudo ser determinante para la operación de la toma del palacio de justicia. En relación con el propósito y las circunstancias que llevaron a la toma del palacio este, el de la vinculación del narcotráfico, seria un hecho absolutamente secundario.
Reconstruyendo la memoria para conocer cual fue el verdadero propósito inspirador de esta operación se a podido establecer que el objetivo de la toma del palacio de justicia fue el de ocupar el máximo tribunal de la justicia para conducir y someter a un juicio al presidente de la República. Demencial meta que solo se explica por una errónea y equivocada lectura de ese momento crítico que vivía el país y que condujo a una de las peores tragedias de nuestra historia reciente.
Desde el punto de vista militar fue un gravísimo error que desconoció y no tuvo en cuenta los aspectos integrales propios de toda operación militar y desde el punto de vista político fue un inocultable desacierto que golpeaba, no al viejo y desprestigiado establecimiento político sino, tal vez, a lo único que no estaba contaminado por la podredumbre del sistema existente. Por entonces la justicia era la única institución que gozaba de amplio reconocimiento y prestigio entre los colombianos y todos los integrantes del M-19 que intervinieron en la decisión y los que hicieron parte del comando que realizo la toma pagaron con sus vidas.
En lo personal este trágico acontecimiento ha sido la peor y más dolorosa pesadilla de mi convulsionada trayectoria política. Allí perdieron la vida mis mejores maestros, los que me enseñaron derecho en la Universidad Externado de Colombia, los doctores Carlos Medellín, mi profesor de derecho Romano y mi Presidente de tesis (¨Los partidos políticos y el subdesarrollo en Colombia¨); Alfonso Reyes Echandia, mi profesor de derecho penal; Manuel Gaona Cruz, uno de mis profesores de derecho constitucional; Mario Calderón, también mi profesor de derecho penal y otros destacados Magistrados y decenas de personas (el Dr. Ricardo Correal, mi compañero de curso gravemente herido) que se encontraban dentro del Palacio de justicia.
También compañeros del movimiento como Andrés Almarales, abogado y gran orador quien nunca debió estar ahí; Alfonso Jaquin un abogado soñador e iluso protagonista de épicas batallas; Luis Otero un curtido combatiente que murió en su ley.
Del Palacio de Justicia solo quedo mucho dolor y quienes no participamos ni en las decisiones ni en la operación de la toma hemos tenido que cargar con el peso de una tragedia que enluto, no solo a las familias de quienes allí sacrificaron sus vidas sino a toda la sociedad colombiana.
4.- QUE RAZONES PUEDE TENER UNA PERSONA COMO EVERTH BUSTAMANTE PARA HABER LIDERADO DESDE EL M-19 UNA IDEOLOGÍA Y HOY ESTAR EN EL CENTRO DEMOCRÁTICO.
Respuesta:
Es necesario reiterar que el Movimiento 19 de Abril (M-19), en el que participe como fundador, desde muy joven, no fue nunca un movimiento comunista, ni socialista ni, por lo tanto, de extrema izquierda como ideológicamente se suele calificar a algunas agrupaciones que empuñan las armas.
El M-19 fue un movimiento que invocaba reivindicaciones de origen nacionalista que tomo como fuente de inspiración el triunfo popular en las urnas de la Alianza Nacional Popular (ANAPO) que voto masivamente el 19 de abril de 1.970 para elegir como Presidente de la República al General Gustavo Rojas Pinilla. Es la única guerrilla de América Latina que surgió como resultado de un triunfo electoral, muy distinto de las guerrillas de estirpe comunista y socialista que aparecieron en varios países de nuestro continente como producto de las luchas obreras, campesinas, indígenas, estudiantiles o populares y que se alinearon en las diferentes tendencias en que se dividió a nivel internacional el denominado campo socialista, especialmente, durante la guerra fría (1.946-1.989).
Su ideario nacionalista nos llevo a concebir a América como una sola nación tal como lo había soñado el libertador Simón Bolívar (no hay que olvidar el desprecio con que Marx se refiere a la lucha por la independencia que lidero Bolívar). Frente al sistema político heredado del Frente Nacional (acuerdo bipartidista liberal-conservador para distribuirse milimétricamente el poder entre 1.958 y 1.974) planteamos la necesidad de luchar por una democracia incluyente que tuviera en cuenta la pluralidad y la diversidad propia de nuestra historia y de la realidad nacional. Considerábamos la estructura de clientela propia de los dos partidos tradicionales como un flagelo que reproducía las condiciones de pobreza y atraso e impedía el florecimiento del pluralismo político a través de la aparición de nuevos partidos políticos. Fue en nombre de estas consideraciones políticas que el M-19 se levanto en armas.
Las armas fueron tomadas por el M-19 como un acto de rebeldía, pero esa rebeldía en su posterior desarrollo militar se trastoco en una organización político-militar. Aunque el M-19 siempre se esforzó por el predominio de la política frente a los riesgos propios de las desviaciones militaristas hay que aceptar que en algunas ocasiones lo militar se impuso sobre lo político. El caso del palacio de justicia así lo demuestra.
Sin embargo lo sucedido en el palacio de justicia, la nueva situación mundial impactada por la caída del muro de Berlín que, prácticamente, formalizo la disolución de la fallida experiencia del campo socialista y los rápidos desarrollos de la revolución científico-tecnológica llevaron al M-19 a una profunda reflexión sobre la viabilidad del triunfo y la toma del poder por la vía militar para desarrollar y profundizar un modelo político democrático que incluyera y generara los equilibrios necesarios en el seno de la sociedad colombiana.
Se convoco una conferencia nacional del M-19 que se llevo a cabo en el departamento del Cauca y allí el 5 de octubre del año 1.989 después de una amplia discusión que se adelanto por varios meses, en una decisión democrática y por votación, siempre pensando en lo mejor para el interés supremo de los colombianos, se opto por dejar las armas voluntariamente y sin condición o contraprestación alguna.
Desde entonces y a pesar de las persecuciones y muerte de varios integrantes del M-19, entre ellos el asesinato de nuestro máximo dirigente Carlos Pizarro cuando adelantábamos su campaña como candidato presidencial, decidimos convertirnos en un factor clave para el mejoramiento, desarrollo y consolidación de una institucionalidad democrática incluyente. Así pues nos metimos de lleno en la lucha política en el marco de las reglas del juego definidas en la constitución nacional y la ley, sin ventaja o gabela alguna frente a los partidos tradicionales y un sistema electoral diseñado para favorecer las trampas y maniobras de una clase política apoltronada en sus estructuras de clientela en los municipios y regiones del país.
El M-19 junto con un movimiento estudiantil fresco y renovado fue fundamental para la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente en la cual eligió al 30% de sus miembros. Desde entonces elegimos una numerosa bancada parlamentaria y muchos de nosotros, como en mi caso, hemos asumido responsabilidades públicas desempeñándonos como concejales, alcaldes, diputados, gobernadores, representantes a la cámara, senadores y altos funcionarios gubernamentales.
El M-19 como movimiento político se disolvió en el año 1.994 y a partir de allí quienes nos mantuvimos en la vocación del servicio público democrático hemos trabajado desde diferentes esfuerzos locales, regionales y nacionales siempre con la mejor intención de desarrollar, fortalecer y consolidar procesos de institucionalidad democrática.
5.- PORQUE RAZÓN EVERTH BUSTAMANTE PARTICIPA EN LA CREACIÓN Y FUNDACIÓN DE UN PARTIDO O MOVIMIENTO COMO EL CENTRO DEMOCRÁTICO?
Respuesta:
Desde finales de los años ochentas cuando adelantamos en el seno del M-19 una amplia reflexión sobre la viabilidad y validez de la lucha armada en las condiciones colombianas reconocimos el papel clave de las Fuerzas Armadas en el proceso democrático de la nueva nación que buscábamos. Este nuevo punto de vista lo dio a conocer el M-19 en las ¨Conclusiones de nuestro reencuentro¨ llevado a cabo en enero de 1.988 y que se difundió en todo el país bajo el título ¨Paz a las Fuerzas Armadas y guerra a la oligarquía¨. Allí se aclaro que la resistencia civil y militar era contra la oligarquía ¨que gesta y conduce la guerra sucia y es responsable de la miseria y del atraso……….hoy vemos la necesidad de golpear a los verdaderos dueños del poder….y de incluir a las Fuerzas Armadas en el proyecto de democracia y nueva nación¨.
Este fue el fundamento de algo que siempre estuvo en el centro de las preocupaciones de la agenda política del M-19: el desarrollo pleno y el mejoramiento y construcción de una auténtica democracia en Colombia.
El ex presidente Álvaro Uribe siempre planteo que en nuestro país las interrupciones de la democracia por parte de los militares fueron muy pocas como en el caso (único en el siglo XX) del General Gustavo Rojas Pinilla que más que un golpe de estado fue una invitación bipartidista para que la fuerza pública actuara como arbitro de la violencia liberal-conservadora que había desbordado a sus propias dirigencias y amenazaba con arrastrar al país a la ingobernabilidad. Pero también hay que señalar que la democracia construida por los dos partidos tradicionales en medio de una permanente violencia de distinto origen termino siendo un modelo inacabado, insuficiente, limitado, excluyente y permisivo con prácticas perversas que permitieron la coexistencia entre lo legal y lo ilegal, el uso y abuso del poder, la manipulación de la legalidad para favorecer la conformación de poderes locales y regionales favorables a estructuras políticas de clientela y feudos podridos responsables del atraso en gran parte del territorio nacional. Y lo que es mas grave la irrigación del dinero del narcotráfico, durante los últimos cuarenta años, en prácticamente todos los sectores económicos, sociales y políticos del país.
Así las cosas el M-19 se dedico de lleno a la tarea democrática; recién firmados los acuerdos de paz en marzo de 1.990 lanzamos la candidatura presidencial de Carlos Pizarro asesinado en un avión en plena campaña electoral; luego nos convertimos en la principal fuerza de la Asamblea Nacional Constituyente en la cual se lograron importantes avances en materia de derechos fundamentales y se redefinió a Colombia como un Estado social de derecho transformándose de una democracia representativa en una democracia participativa y pluralista; y como consecuencia de la revocatoria del Congreso y la convocatoria a nuevas elecciones la Alianza democrática – M-19 conformó una numerosa bancada parlamentaria integrada por lideres de diferentes agrupaciones políticas, independientes, académicos y dirigentes ex guerrilleros de distintas organizaciones firmantes de acuerdos de paz.
Es relevante destacar un hecho muy importante, el M-19 y todos los movimientos guerrilleros que surgieron en Colombia en la segunda mitad del siglo XX nos levantamos en armas y rebeldía contra la Constitución del año 1.886, por ello resulta de la mayor trascendencia subrayar que el M-19 y otras organizaciones firmantes de acuerdos de paz que hicieron parte de la Asamblea Nacional Constituyente suscribieron la nueva constitución del 91 en la cual se definió que ¨La nación tendrá para su defensa unas fuerzas militares permanentes constituidas por el Ejército, La Armada y la Fuerza Aérea. Las fuerzas militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio y del orden constitucional¨ (Art. 217 de la CN)
Se reconocía de esta forma un elemento fundamental en la configuración de cualquier sistema democrático: que el monopolio legítimo de la fuerza radica en cabeza del estado y que este lo ejerce legítimamente a través del poder judicial y las instituciones militares y de policía. Las FARC al haberse negado a firmar un acuerdo de paz en 1.992 en las negociaciones de Cravo Norte, Caracas y Tlaxcala decidió mantenerse levantado en armas y subvertir el orden establecido en la Constitución de 1.991 que contenía y expresaba el nuevo contrato social y político acordado por todos los colombianos.
En nuestro país la institucionalidad democrática, aún después de la constituyente del 91, es muy precaria. Desde hace varias décadas la comunidad internacional se viene preguntando el porque unos países progresan y se desarrollan y otros fracasan o son inviables y se empantanan en el lodo del atraso y el subdesarrollo. Es indudable que la respuesta la encontramos en el grado de eficiencia, eficacia y efectividad de su institucionalidad democrática.
Más allá de la discusión sobre los factores que incidieron en la construcción original de nuestras instituciones puedo afirmar, con un alto grado de certeza, que nuestra Colombia ¨moderna¨ se encuentra en un punto medio entre el atraso y el progreso, entre la inviabilidad y el desarrollo democrático. De los 1.106 municipios en 376 no existe vestigio ni presencia alguna del estado, en 624 los poderes locales y su gobernabilidad cohabitan con todo tipo de poderes ilegales como el narcotráfico, la guerrilla, el paramilitarismo o las bacrim y solamente en 100, puede decirse, que opera, funciona y es efectiva nuestra institucionalidad democrática. Es decir, solo en 100 ciudades, más o menos, se imparte cumplida y oportuna justicia, se legisla en función del interés colectivo y se gobierna con cierto grado de eficacia.
Es evidente entonces, que además de reconocer que el monopolio y el uso legitimo de la fuerza le corresponde al estado, se requiere contar con una institucionalidad que brinde seguridad jurídica a todos los ciudadanos, que los coloque en pie de igualdad en sus acciones y actividades cotidianas en la producción, en el trabajo, en la educación, en la salud, en la movilidad y en la evolución natural de sus iniciativas económicas, sociales y políticas. Los derechos de los ciudadanos no son abstractos y por eso el estado con una institucionalidad solida debe garantizar su pleno ejercicio en condiciones de igualdad y equidad. La sociedad arcaica, agraria, desigual y señorial donde la ley y las instituciones solo funcionaban para unos pocos dejando desprotegidos a los más y que permitió la aparición de poderes ilegales paralelos como la guerrilla, el paramilitarismo, el narcotráfico y las bacrin, debe dar paso a una sociedad democrática con instituciones incluyentes donde la inventiva, la imaginación y la creatividad que caracteriza a los colombianos pueda potenciarse como motor del salto cualitativo que requerimos para avanzar hacia una paz duradera y en permanente progreso.
Este propósito de país no es fácil. Se requiere de la concurrencia de muy variados factores: 1) Liderazgo, 2) Un propósito común, 3) Confluencia y convergencia entre sectores de variado origen y experiencia coincidentes en un acuerdo sobre lo fundamental, 4) Coherencia, 5) Principios y valores que se impongan ante el riesgo de un resurgimiento de la violencia, la corrupción y los poderes ilegales. El Centro Democrático es un primer paso en esa dirección, confiamos que pueda avanzar.
El modelo de gobernabilidad impulsado por el Presidente Álvaro Uribe durante sus dos periodos (2002-2010) despertó una nueva esperanza en una franja muy amplia de la población.
En primer lugar su política de seguridad democrática demostró en corto tiempo resultados exitosos; las FARC que prácticamente tenían sitiada la capital de la república sufrieron una grave derrota estratégica militar al ser desalojados de la región central del país y obligados a replegarse en zonas de frontera; esta política se mantuvo y se fortaleció durante sus 8 años de gobierno con resultados muy concretos y favorables para el país, buena parte de la dirigencia de las FARC fueron detenidos o muertos en combate, se recupero la movilidad y la libertad de desplazamiento en, prácticamente, todas las carreteras y regiones del país; simultáneamente al avance de la política de seguridad democrática se desarrollo la estrategia de CONSOLIDACIÓN que tenía por objeto recuperar los municipios y las zonas dominadas por la guerrilla y el paramilitarismo mediante una fuerte presencia institucional del estado y la recuperación de la legalidad y el monopolio legítimo de la fuerza.
En segundo lugar se puso en práctica un modelo de gobernabilidad que semanalmente permitía poner en contacto directo al, otrora, centralizado poder presidencial con las comunidades más distantes e inaccesibles en todas las regiones del país. Se les denomino Consejos Comunales y constituyeron la mejor experiencia de accesibilidad del ciudadano raso al proceso de toma de decisiones de un poder presidencial caracterizado históricamente por su distancia y divorcio de las necesidades populares.
En tercer lugar el estímulo al surgimiento de nuevas organizaciones políticas que rompieron en mil pedazos e hicieron trizas el bipartidismo dominante durante 200 años. La dirigencia política tradicional, apoltronada en sus privilegios, y revivida por el gobierno actual de Juan Manuel Santos no le perdona a Álvaro Uribe el haber propiciado la apertura de un pluralismo político que hacía mucho tiempo necesitaba el país.
En cuarto lugar la eficacia en someter a buena parte del paramilitarismo como lo prueba el hecho que durante los últimos 8 años numerosos jefes paramilitares y decenas de políticos se encuentran en las cárceles pagando por sus crímenes. No hubo impunidad como si se corre el riesgo de que exista en las actuales negociaciones que se adelantan en La Habana con las FARC.
Muchos se preguntarán que hace un ex dirigente del M-19 vinculado a un esfuerzo político para crear un partido, el Centro Democrático, que sin mayor examen se califica de derecha.
La seguridad democrática, el empoderamiento para la producción y la generación de confianza para la inversión, la disminución de la brecha entre pobreza y riqueza como factor clave para alcanzar la cohesión social, la austeridad en el uso de los recursos públicos y el permanente dialogo social como poderosa herramienta de participación ciudadana son las premisas básicas para la reconfiguración de un modelo democrático fundado en una institucionalidad incluyente que sirva y funcione para todos por igual. Eso es lo que le propone al país el Centro Democrático.
Jaime Bateman, el fundador y jefe histórico del M-19 antes de morir el mes de abril de 1.983 planteo una tesis que convulsiono a la heterogénea y dogmática izquierda colombiana, la resumió en una frase que adquiere plena vigencia en nuestra realidad de hoy: ¨Lo más revolucionario hoy en Colombia es la democracia¨. Y cuando hizo esta afirmación le abrió un boquete inmenso a las posturas dogmáticas de la extrema izquierda colombiana porque con ello lo que estaba afirmando es que la democracia, la misma que de alguna manera proclamaban algunos sectores políticos del país, nos identificaba. Su preocupación central sobre el país que, coloquialmente, siempre denomino como el ¨sancocho nacional¨ no era otra cosa que la construcción de un proyecto político democrático e incluyente capaz de sacar adelante al país.