31 de octubre de 2022
El restablecimiento de relaciones con Venezuela y el encuentro de Gustavo Petro con Nicolás Maduro
Desde el punto de vista histórico, una de las relaciones más dinámicas de frontera que ha tenido Colombia, ha sido con Venezuela. En ese sentido, hay que reconocer que la posición que asumió la administración anterior fue desacertada en el manejo de las relaciones bilaterales.
Nuestro país comparte una frontera de más de 2600 km de extensión con Venezuela. Por ese motivo, así como el hecho de contar con una identidad cultural que tiene la misma raíz, reconocemos que el hecho de restablecer relaciones con esa Nación es un paso en la dirección correcta.
No hay una hoja de ruta clara
Me asalta una preocupación, y es que a noventa días que están próximos de cumplirse del nuevo Gobierno, no se haya establecido con claridad una hoja de ruta para lograr un adecuado restablecimiento de las relaciones entre los dos países. Con este asunto, de tan alta importancia, no puede suceder lo que ha venido evidenciándose de forma generalizada con algunos temas de la política interna del país, en los que cualquier persona del Gobierno o cercana al Gobierno va planteando discusiones sobre los temas que quiere, va asumiendo posturas unilaterales que muchas veces se contradicen con otros voceros de la misma colectividad o grupo político y por lo tanto van haciendo cada vez más complejas las discusiones.
La inconveniencia de incluir la política de la paz total en la agenda bilateral
Considero que esa pretensión de orden político del Gobierno no tiene por qué hacer parte de la agenda de restablecimiento de las relaciones Venezuela.
Me sorprende, por ejemplo, que en el Comunicado de Presidencia no se haya anunciado que uno de los temas de la agenda con ese país es el de la paz total, tan importante para este Gobierno. En su lugar, fueron anunciados otros de manera muy genérica. No es clara la hoja de ruta y si resulta sorpresiva la visita del Presidente Petro a su homólogo venezolano. El manejo de las relaciones internacionales implica unos protocolos, que cobran especial relevancia considerando sobre todo cuando los asuntos tan sensibles que se encuentran de por medio, que son de gran calado.
Temas como el de la presencia del ELN y de disidencias de las FARC en territorio del país vecino, el narcotráfico transfronterizo en los dos países, el problema de contrabando, la migración y las barreras comerciales, con asuntos delicados que requieren de un tratamiento del mismo tenor, en la medida que van a tener gran incidencia en nuestra agenda de política interna.
Sobre el asunto de la denominada “paz total” no se ha dicho nada. Personalmente, considero que esa pretensión de orden político del Gobierno no tiene por qué hacer parte de la agenda de restablecimiento de las relaciones Venezuela. Se trata de un tema netamente doméstico e incluirlo en la agenda binacional me parece que sería un grave error.
En lo que tiene que ver con las negociaciones de paz con el ELN, el Gobierno tiene el deber de presentar la agenda propuesta e introducir absoluta claridad sobre el tema, de modo que se pueda entablar una discusión en sana democrática. Me sorprende, refiriéndome al mismo particular, que el Ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, siendo persona tan experimentada en la política a nivel nacional e internacional, esté tan apartado de la discusión y su rol sea menor.
Sobre el supuesto entrampamiento a Iván Márquez
Merece la pena hacer la siguiente precisión. Las versiones sobre supuestos entrampamientos se refieren especialmente al caso de Jesús Santrich, quien resultó vinculado a una negociación para llevar cocaína a los Estados Unidos. Por ese motivo se le abrió un proceso. En el caso de Iván Márquez, no existe, ni existió, proceso judicial alguno. Unilateralmente, él tomó la decisión de apartarse de lo pactado en el Acuerdo de la Habana, desconociendo incluso la permanencia de otros de sus compañeros que se mantuvieron dentro del mismo. Se trata, por lo tanto, de dos casos totalmente distintos.
La Vicepresidenta Francia Márquez comete un error cuando afirma que a Iván Márquez lo entramparon. En eso no hay fundamento ni hecho fáctico que así lo demuestre.
Frente a las hipótesis según las cuales su retiro del Acuerdo se debió a supuestos incumplimientos por parte del Estado, como lo señala el Presidente Petro, la experiencia de los Acuerdos de Paz con el M-19 dejan ver que cuando verdaderamente existe la voluntad, independientemente de las circunstancias adversas, los procesos pueden continuarse y los compromisos honrarse. A muchos de los integrantes del movimiento los asesinaron, incluyendo a nuestro máximo dirigente en su momento, que fue Carlos Pizarro, cuando estaba haciendo su campaña a la Presidencia de la República. A pesar de estas circunstancia, la gran mayoría de nosotros nos mantuvimos firmes y convencidos en nuestra posición inicial, de una salida al conflicto por la vía de los Acuerdo.
La Vicepresidenta Francia Márquez comete un error cuando afirma que a Iván Márquez lo entramparon. En eso no hay fundamento ni hecho fáctico que así lo demuestre.
Hay que tener mucho cuidado con el caso de Iván Márquez porque él ya incumplió sus obligaciones. Esta discusión nos conduce a recordar que la no repetición es un principio jurídico. No es una invención, ni del presidente Petro ni del expresidente Iván Duque. No, hace parte de la base de nuestro ordenamiento jurídico y por lo tanto debe ser garantizado.
Si lo que pretende el Gobierno Nacional es a eliminar o derogar ese principio fundamental de nuestra legislación, entonces tiene que participar de toda esa discusión al pueblo colombiano. En cambio, si se mantiene vigente ese principio democrático, personas como Iván Márquez no caben en un nuevo proceso de negociación.
Cuando Petro dice que el Estado incumplió su deber, tiene que demostrarlo, tiene que probarlo en la arena jurídica. Esa es la única manera de conocer la verdad. Eso no lo determina él como Presidente a través de una simple declaración o discurso político.
Sobre el futuro del Centro Verde Esperanza
En Colombia hay espacio para diferentes corrientes y fuerzas políticas a futuro
En nuestro País hay futuro para muchas opciones políticas. Para que tengan futuro, en necesario que sus posturas correspondan a unas interpretaciones adecuadas, objetivas, serias y rigurosas del acontecer nacional, desde el punto de vista económico, social y político. En lo personal, considero que en diferentes colectividades, como la del Centro Esperanza, hay personalidades que reflejan un pensamiento independiente y crítico frente a las posiciones y propuestas extremas. El País necesita eso.
La mayoría de los procesos de recomposición política que hemos vivido en los últimos años, han surgido desde el Centro y por esa razón a preponderado la concepción centralista de Estado. En cambio, son muy pocas las transformaciones que han surgido con raigambre regional.
Lo que no puede suceder en nuestra democracia es que predomine el unanimismo político. Esa es una condición absolutamente inconveniente que exacerba el exceso de ideologismo en el debate político. Por eso, me parece conveniente que los esfuerzos que hacen y van a hacer las colectividades políticas, con miras a influir en la gobernabilidad local y regional a través de las elecciones de octubre del próximo año, tengan en cuenta la importancia de asumir posiciones independientes y con capacidad crítica. Adicionalmente, creo fielmente que cualquier reconfiguración política del país debe hacerse desde las regiones y no desde el Centro.
La mayoría de los procesos de recomposición política que hemos vivido en los últimos años, han surgido desde el Centro y por esa razón a preponderado la concepción centralista de Estado. En cambio, son muy pocas las transformaciones que han surgido con raigambre regional.
El tema del federalismo, por ejemplo, no es una discusión contemporánea en el país, a pesar de que la Constitución Política del 91 estableció como uno de sus principios la descentralización y el ordenamiento territorial.
La victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil
Me parece que el triunfo de Lula es muy representativo para la región. Su triunfo en las elecciones obliga a que las visiones de izquierda en América Latina se alejen de los radicalismos. Lula es un líder histórico que viene de la clase obrera. El modelo que propone no se ubica en la contradicción insulsa e ideologizada de la lucha entre la clase obrera y el empresariado, sino que ha entendido que la sociedad es mucho más amplia. Es una oportunidad para demostrar que desde la izquierda se puede tener una visión democrática respete la institucionalidad.
Ojalá en Colombia el gobierno tome como referente a Brasil, sobre todo en temas tan estratégicos como el del petróleo. Creo que es positivo para América latina porque se trata de un líder muy responsable.