La realidad política del país obliga al nuevo presidente electo a poner los pies en la tierra

VOCES RCN-04 Los primeros movimientos de la conformación del Gobierno de Gustavo Petro Los anuncios que ha hecho Gustavo Petro en los últimos días, refiriéndome específicamente a las revelaciones que ha hecho de los nombres de las personas que estarán al mando de algunas carteras ministeriales de su Gobierno, permiten hacer algunas primeras reflexiones. Las personas que estarán al timón de los ministerios de Hacienda, Relaciones Exteriores, Agricultura, Salud y Cultura, son de personas calificadas para ocupar dichos cargos. En ese sentido, es preciso señalar que el programa que se adoptó para la conformación del Pacto Histórico, permitió reunir a más de quince tendencias políticas diferentes, liberales y de la izquierda, en sus numerosas variantes, desde las posiciones más atemperadas y realistas, hasta las más extremas. Fue en medio de esa convergencia de movimientos en donde surgió el programa de gobierno de Gustavo Petro.

El anuncio de estas designaciones deja la sensación de que las discusiones de fondo sobre las políticas del gobierno, la orientación que tendrán y el alcance y envergadura de las decisiones trascendentales, se va a dar en el seno del Gabinete Ministerial

Al final de su campaña electoral tomó fuerza la idea de crear un “gran acuerdo nacional”. Por lo pronto, lo que hasta hoy se conoce de la conformación del gabinete, podría decirse que responde a ese acuerdo y el país lo recibe bien. Hace falta ver lo que se viene para los demás Ministerios. Por otra parte, el anuncio de estas designaciones deja la sensación de que las discusiones de fondo sobre las políticas del gobierno, la orientación que tendrán y el alcance y envergadura de las decisiones trascendentales, se va a dar en el seno del Gabinete Ministerial. Lo que suceda en esa instancia, lo que allí se estructure y sea promovido, permitirá distinguir con claridad lo que verdaderamente pertenece y representa al “gran acuerdo nacional” que ha venido impulsando el Presidente electo, lo que es propio del Pacto Histórico y las iniciativas de Petro para gobernar. La reforma tributaria y el Ministro de Hacienda José Antonio Ocampo: La designación de Ocampo como el próximo ministro de Hacienda no refleja tanto el resultado de un gesto de generosidad del gobierno entrante, sino más bien una postura de realismo político: el país se dividió, aquí no vimos un triunfo contundente de Petro ni una derrota contundente de quienes se oponen a sus ideas. Esa coyuntura obliga al nuevo mandatario de los colombianos a poner los pies en la tierra y a permitir la vinculación de sectores con otros puntos de vista. Lo del doctor Ocampo es un ejemplo de lo anterior. Habiendo sido Codirector del Banco de la República, sabe muy bien que el petróleo es la caja mayor de las finanzas colombianas y que, mientras no haya transición energética, ni esta actividad, ni la carbonífera, pueden ser frenadas, y menos dadas las condiciones coyunturales que se viven hoy a nivel mundial, como consecuencia del conflicto armado que actualmente se está librando entre Ucrania y Rusia. Es en temas como estos es donde ministros como José Antonio Ocampo y Cecilia López pueden desempeñar un papel de equilibrio importante.

El país se dividió, aquí no vimos un triunfo contundente de Petro ni una derrota contundente de quienes se oponen a sus ideas

Por otra parte, ha habido mucha especulación alrededor de la propuesta de reforma tributaria que va a presentar el nuevo gobierno. Sobre el particular, el asunto se podrá abordar rigurosamente sólo hasta conocer la letra menuda del proyecto de la reforma y una vez se conozcan puntos clave como el monto que persigue recaudar y sobre qué sectores va a recaer el peso de la misma.

Lo que sí puede advertirse es que una reforma que le establezca una carga de contribución a sectores que tradicionalmente se han beneficiado, con el objetivo de generar equilibrios sociales, es clave.

En el Gobierno que termina su periodo propuso una ambiciosa reforma, que pretendía recaudar 33 billones de pesos, lo que despertó un descontento generalizado y desencadenó un conflicto nacional de complicadas consecuencias. Al final, terminó aprobándose una reforma de 18 billones. Ahora bien, lo que sí puede advertirse es que una reforma que le establezca una carga de contribución a sectores que tradicionalmente se han beneficiado, con el objetivo de generar equilibrios sociales, es clave. El doctor José Antonio Ocampo tiene una gran oportunidad para encauzar los esfuerzos y diseñar la fórmula orientados a lograr dicho equilibrio. El riesgo para la democracia colombiana del unanimismo alrededor de Petro Los unanimismos en los sistemas políticos, cuando se extienden sobre las diferentes ramas del poder público, indistintamente de su color político, son peligrosos y suponen un serio riesgo para las democracias, ya que pueden derivar fácilmente en totalitarismos, especialmente cuando se configuran alrededor de ideologías que se consideran las depositarias de la verdad.

La representación parlamentaria de algunos partidos políticos, al declararse de gobierno, deja ver, sin embargo, que pareciera que no hubieran comprendido aún que el contexto político cambió

El problema en el caso colombiano no es sólo de Gustavo Petro, que desarrolla y difunde sus iniciativas políticas, sino que va más allá: en nuestro país no tenemos una tradición importante en materia de oposición. El sistema bipartidista Liberal y Conservador que predominó en el siglo pasado, simbólicamente representado en el Frente Nacional, que terminó con una época de marcada violencia, terminó trasladando, por inercia, a las décadas siguientes, una dinámica política de gobierno con la oposición, a partir de acuerdos de diferente índole. Lo que acaba de suceder con la representación parlamentaria de algunos partidos políticos, al declararse de gobierno, deja ver, sin embargo, que pareciera que no hubieran comprendido aún que el contexto político cambió, las condiciones son diferentes y esto debe ser afrontado como tal. Terminaron sumándose al denominado “acuerdo nacional”, más a través de una adherencia sin condiciones que de un ejercicio de concertación política. Está claro que, en las pasadas elecciones, la sociedad quedó dividida en dos grandes grupos: el de los defensores del sistema democrático vigente hasta estos días, y el que le dio su voto a una opción totalmente nueva en la política colombiana. Es ahí donde las bancadas parlamentarias se confunden, al no ser capaces de diferenciar las tendencias políticas en la sociedad que se manifestaron en las urnas recientemente, y al adherirse equivocadamente al nuevo Gobierno, con mucha facilidad, pensando quizá en la mermelada que pueden recibir. Tiene razón el expresidente del Directorio Nacional Conservador, Omar Yepes, al señalar que no es posible explicar cómo es que un partido como el Conservador, que históricamente se ha opuesto a formulaciones de izquierda como la del nuevo gobierno, no vaya a ser oposición.

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